Todo esto ocurrió un día del mes
de octubre. La Ribera era una zona de
Valencia. Los reyes que gobernaban en esta zona, habían tenido una hija
preciosa. Invitaron a reyes y príncipes de todas las zonas de Valencia, Castellón
y Alicante. Los padres estaban muy orgullosos de su niña. Una pequeña rubia con
los ojos azules, ya sabía decir mama y papá, era una niña muy lista, tan solo
tenía tres meses. El evento se
realizaría en la santísima Iglesia de
Catadau. El párroco bautizó a esta preciosidad con el nombre de Bella. Todos
salieron de la Iglesia, el cielo estaba muy oscuro. Se había producido un
eclipse. Los padres se asustaron mucho. Un eclipse no auguraba nada bueno para
su niña. Auguraba algo fatal. La Bruja Carlota no había sido invitada al nacimiento.
Cuando la niña era ya una jovencita, Carlota les hizo una visita.
-
Hola, ya han pasado trece años desde el
nacimiento de vuestra hija. No me invitasteis ¿verdad? Por eso vuestra hija no
tiene la protección de la Bruja Carlota y el mal encantamiento bota hasta
vuestra puerta, como si fuera una pelota que bota y bota. Vuestra hija llorará
lluvia ante cualquier acontecimiento, ya sea triste, ya sea alegre. Lloverá
siempre por lo ojos de vuestra linda hija. Nadie querrá invitarla, Julia trae
siempre lluvia. Corred, corred, corred, porque Julia la lluvia trae.
La bruja Carlota salió volando con su escoba por la chimenea.
Nada más salir de su casa la niña comenzó a llorar, había escuchado las
palabras de la bruja y se sintió muy desgraciada. La casa se inundó. Los padres de Julia le
pidieron a su hija que hiciera un gran viaje por diferentes lugares, Estaban
seguros que sus lágrimas serían útiles a alguien. Julia, comenzó su camino.
Todos sabían el camino que llevaba, detrás de sus pasos crecían rosas. Cierto
era que Julia lloraba lluvia pero dejaría de hacerlo cuando ayudará a un
príncipe con su llanto.
La
zona de la ribera tiene muchos campos de cultivo. Los agricultores habían escuchado hablar sobre Julia, la
princesa que trae lluvia. Ellos la invitaban a sus tierras, necesitaban su
lluvia. Julia se sentía necesitada y lloraba. Cuando ya no necesitaban sus
lágrimas la enviaron al estanque más cercano.
En el
estanque cultivaban árboles frutales, que necesitaban mucha agua. Los poetas le
escribieron a Bella lindas poesías, ella traía el bien más preciado de la
tierra: el agua. Julia lloraba ante las
poesías que le dedicaban.
Sus padres la llamaron, su hermana se casaba.
Ella quería bañarse con el agua de sus lágrimas y tenerla cerca. Julia se
emocionó mucho ante la petición de su hermana mayor. La boda se celebró encima
de un barco. Julia lloraba pero los invitados
no se ahogaban, navegaban. Esther echó su ramo en las manos de Julia. Tenía ganas de que encontrará a su
amor. Con el dejaría de llorar..
Al pueblo
llegó la compañía de payasos: Sonrisa, risa, risa, risa. A Julia le hizo tanta
gracia que ducho a todos los payasos que
comenzaron a llorar, con su lluvia les había constipado a todos. Julia comenzó
a llorar mucho más fuerte, no le gustaba provocar desgracias. Y los payasos se
conmovieron tanto con sus lágrimas que la bañaron con las suyas. Ante tanta
agua casi no vieron al príncipe Gustavo. Era tan pequeño que con un soplido
podrían hacerle volar.
-
Buscó a Julia, la princesa que llora
lluvia. Debe de estar por aquí cerca.. Además seguí el rastro de rosas que va
dejando tras sus lágrimas.
Julia al escucharlo quedo prendada de su voz.
-
Hola – lloraba Julia-¿ para que me
necesitas.?
Una ligera cantidad de sus lágrimas cayeron
encima del príncipe Gustavo. El príncipe creció. Él necesitaba sus lágrimas,
ella dejó de llorar desde ese momento. Ambos se vieron, se besaron. Los payasos
comenzaron a bailar y celebrar este mágico encuentro La magia ocurrió en el
lugar donde debía de ocurrir. El ramo
que le había lanzado su hermana después de la boda ayudo también, seguramente.
Pero Gustavo tenía un país que necesitaba las lágrimas de Julia, no tenía nada
de agua. La princesa al escuchar que su alegría había entristecido a su amor
comenzó a llorar otra vez La pareja
decidió irse a L’Horta, tierra de
Gustavo. Julia al ver el estado de aquellas tierras lloró desconsolada durante
tres meses. L`Horta ya tenía demasiada agua. La guardaron en estanques, había
que ser previsores. Julia se casó con Gustavo, y fueron muy felices. Invitaron
a la bruja Carlota al bautizó de sus dos hijos. La bruja protegió esas tierras.
No olvidéis nunca en vuestras celebraciones a la bruja Carlota.
No hay comentarios:
Publicar un comentario